El más débil es humillable y, puesto que hay una mayor facilidad para humillarle, se le humilla con frecuencia, digamos, con factibilidad. En cambio, al poderoso en cuanto algo le molesta (o le "pica" el ego o lo que considera de respeto mimado o irreal) utiliza todos sus recursos para humillar (ya de lleno en poderosa imposición de él o humillación) al que sólo pretendía decirle lo que es o que le deje en paz.
Si dejas pasar una mentira, ya es posible que dejes pasar muchas. Y, para que no dejes pasar una mentira, solo puedes atender en conciencia a quien demuestra racionalmente las mentiras. José Repiso Moyano
miércoles, 13 de noviembre de 2013

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