Para que haya una actitud (lo que se hace con la voluntad) tiene antes que haber un conocimiento: memoria del cómo hacer algo o cómo seguir algo funcionando. Y, del cómo sea esa memoria, se determina una aptitud (así es, mientras la aptitud determina, la actitud motiva o mueve a la voluntad).
En efecto, no existe nada que funcione sin memoria y, sin que nunca se llegue a engaño, todo acto ya cuenta con unos conocimientos.
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