sábado, 28 de junio de 2014

Un país jamás tiene razón (pues ¿quién?), ya que la razón es únicamente aplicar todas las reglas racionales (no unas sí y otras no) pero siempre frente o en prioridad a intereses parciales o locales. En coherencia o en el fondo, el aporte racional o constructivo solo lo realizan unas personas con nombres y apellidos, aunque tras miles o incontables esfuerzos y sacrificios (por enfrentarse a las incontables sinrazones cómodas y sus infranqueables o poderosas protecciones correspondientes).

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