La indiferencia a lo ético es la peor perversidad; ya que significa eso que eres indiferente a un niño muriéndose de hambre o a tu madre por un capricho o por un partido de fútbol, por ejemplo. Sí, en claro es una indiferencia al bien mismo (que es la peor perversidad).
Si dejas pasar una mentira, ya es posible que dejes pasar muchas. Y, para que no dejes pasar una mentira, solo puedes atender en conciencia a quien demuestra racionalmente las mentiras. José Repiso Moyano
sábado, 16 de agosto de 2014

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