El que se le falte el respeto al mal es siempre imprescindible y obligatorio éticamente; asimismo a lo que equivale objetivamente al mal, es decir, al que siembra y protege la sinrazón-antiética o también al que no permite una ayuda nunca al bien o al que demuestra por uno u otro motivo (casi siempre por un buenismo estratégico que difunde en mil medios que hace un bien a la vez que impide razón y pisotea todos los demás valores éticos).
Si dejas pasar una mentira, ya es posible que dejes pasar muchas. Y, para que no dejes pasar una mentira, solo puedes atender en conciencia a quien demuestra racionalmente las mentiras. José Repiso Moyano
domingo, 25 de octubre de 2015

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