El mal nunca está determinado aislada o independientemente ya como mal (o sea, nadie hace un mal en determinación como tal), sino el mal originariamente es el esquivar-impedir el bien, el confundir el bien, el manipular el bien, el enturbiar el bien o el proponer ya astuta o irresponsablemente miles de caminos que no son el bien o el juego limpio de la razón-ética. En honor a la verdad, así es y es lo que hacen la mayoría de los desafortunados (en destruir ética) intelectuales (españoles, estos sí a probación) que ha tocado en esta época.
Si dejas pasar una mentira, ya es posible que dejes pasar muchas. Y, para que no dejes pasar una mentira, solo puedes atender en conciencia a quien demuestra racionalmente las mentiras. José Repiso Moyano
domingo, 13 de marzo de 2016
¿Dicen? ¿Qué saben ya de la decencia
de un RESISTIR?, de ese colmar de beso
el corazón, sin más, sin elocuencia,
sin traicionar a la ternura, ¡eso!
¿Qué saben de una cosa con conciencia?,
¡sí!, del valor que lleva el sueño impreso;
el seguir digo que lo anima el hueso.
¿Saber? ¿Qué saben ya de mi decencia
mientras se mueren a mazazo lento
mis rosas de la sangre sin clemencia?,
¡todo hacia un miserable enterramiento!
¡Cierto!, ¿qué con tramposa vehemencia,
maldita que malhiere el sentimiento,
forjan para llamarlo... inteligencia?
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