jueves, 24 de marzo de 2016

Ninguna verdad debe estar supeditada a una mentira (pues dejaría de ser verdad); por eso, se ha de luchar contra cualquier mentira, sin darle un favor a una (o sea, un favor-ayuda de dejarla pasar o de disfrazarla o de no descalificarla en coherencia ineludible a la precisa repulsa de lo antiético).

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