El premiado es objetivamente una proyección del premiador (lo que éste desearía por proyección de su alma máter); eso conduce a que el diferente (o que da la luz-ética) agonizará desprotegido por esos premiadores sobreprotegidos desde algo predominante o desde lo establecido.
Si dejas pasar una mentira, ya es posible que dejes pasar muchas. Y, para que no dejes pasar una mentira, solo puedes atender en conciencia a quien demuestra racionalmente las mentiras. José Repiso Moyano
miércoles, 29 de marzo de 2017

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