sábado, 6 de octubre de 2018

En la Naturaleza o en toda luz o en todo respeto real o no mentiroso o de alma, NUNCA EL BIEN ES RECHAZADO, eso es, por un equilibrio; pero, en los humanos, siempre el bien es rechazado y silenciado y robado en todos sus espacios y, sin piedad, torturado. Porque ya el ser humano es preso (inevitablemente en tanto que su voluntad no la tenga clara o no la tenga de fácil engaño) de incontables redes de las sinrazones o del mal.

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