martes, 22 de octubre de 2019

En ética nadie tiene derecho ni autoridad ética ni aval de bien a impedir o a tapar una verdad (ésta siendo avalada únicamente por la imparcialidad de lo racional), pero además ni siquiera a debilitarla o ni siquiera a no darle prioridad frente a cualquier otra prioridad humana; así es siempre, para que objetivamente así (sobre la verdad) sea ya posible todo bien: cualquier derecho humano, cualquier decir responsable que se quiera y cualquier esperanza porque sea digna nuestra humanidad. El bien ha de estar bien, claro, correcto, sin engaños. Y, ante esto, la desinformación no tiene cabida en ningún bien, ni tampoco una instrumentación del mismo bien para tu éxito personal, de tener más poder o político.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario