No puede haber presión política o institucional sobre el conocimiento. A ver, el conocimiento no pertenece a alguna institución (en este sentido, ni siquiera el amor, la esperanza o, ni mucho menos, la justicia). Y, porque eso es evidente, en consecuencia ninguna institución tiene el derecho ético o disciplinario para instrumentalizar el conocer ya sea censurando o ya sea dando de antemano como no válido el adquirido por otras instituciones o, en dignidad, el de cualquier ser humano que lo decidiera adquirir de la forma más libre e independiente.
Si dejas pasar una mentira, ya es posible que dejes pasar muchas. Y, para que no dejes pasar una mentira, solo puedes atender en conciencia a quien demuestra racionalmente las mentiras. José Repiso Moyano
miércoles, 13 de noviembre de 2013

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