Un indígena no tiene por qué demostrar que es un indígena, un negro (es decir, de raza negra lo mismo que existe la raza blanca, sin desprecios) no tiene por qué demostrar que es un negro (igualmente una mujer, un niño, una persona sensible, etc.); entonces es la sociedad la que debe reconocer eso (la verdad la mayoría de las veces se ha de aceptar, de respetar éticamente sin ningún reproche), ser tolerante con eso porque exista una mínima dignidad: reconocer que, por poseer ciertas capacidades inevitables, nadie es condenable.
Si dejas pasar una mentira, ya es posible que dejes pasar muchas. Y, para que no dejes pasar una mentira, solo puedes atender en conciencia a quien demuestra racionalmente las mentiras. José Repiso Moyano
miércoles, 13 de noviembre de 2013
¿Dicen? ¿Qué saben ya de la decencia
de un RESISTIR?, de ese colmar de beso
el corazón, sin más, sin elocuencia,
sin traicionar a la ternura, ¡eso!
¿Qué saben de una cosa con conciencia?,
¡sí!, del valor que lleva el sueño impreso;
el seguir digo que lo anima el hueso.
¿Saber? ¿Qué saben ya de mi decencia
mientras se mueren a mazazo lento
mis rosas de la sangre sin clemencia?,
¡todo hacia un miserable enterramiento!
¡Cierto!, ¿qué con tramposa vehemencia,
maldita que malhiere el sentimiento,
forjan para llamarlo... inteligencia?
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