El bien empieza atendiendo a lo más pequeño, o sea, desde lo más pequeño o desde los mismos detalles (que es lo que da exactitud o precisión de bien).
Así es, el bien no se hace con la vista gorda, frívolamente aprobando prejuicios, justificando cada vez más descuidos, sino el bien es algo muy coherente o íntegro, completo y delimitado PARA QUE NO EXISTA LA MÁS MÍNIMA CONFUSIÓN y se distinga claramente el acierto con respecto al error, a Dios con respecto al diablo.
Por eso, se hace sin mañas en todos los sentidos, venciendo la conveniencia, la parcialidad fanática o el antropocentrismo.
Si dejas pasar una mentira, ya es posible que dejes pasar muchas. Y, para que no dejes pasar una mentira, solo puedes atender en conciencia a quien demuestra racionalmente las mentiras. José Repiso Moyano
martes, 15 de julio de 2014

Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario