Algunas veces, en el matrimonio (o en cualquier relación afectiva), uno de los dos se come toda la olla de los derechos; así es, él solo tiene derecho a quejarse, él solo tiene derecho a sentirse incomprendido por el otro (en ése "tú no me escuchas" o en ése "tú no no comprendes"), él solo tiene derecho a sentirse la "víctima" y, sin parar, él solo tiene derecho a todo lo demás. No advierte que el otro, en equidad, también quiere unas cucharadas de tal olla.
Si dejas pasar una mentira, ya es posible que dejes pasar muchas. Y, para que no dejes pasar una mentira, solo puedes atender en conciencia a quien demuestra racionalmente las mentiras. José Repiso Moyano
sábado, 27 de diciembre de 2014

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