sábado, 25 de abril de 2015

Contra estúpidas y tercas confusiones: La dignidad (esencial) jamás se pierde, en toda la vida se posee. La razón jamás se pierde (ni se gana); si la tienes es que ya la has demostrado y, si no la has demostrado, sencillamente es que jamás la has tenido (o sea, has puesto otra cosa en su lugar). El instinto tampoco se pierde, sino se reserva.  Muchas cosas no se pierden ni desaparecen a un arbitrio o capricho humano; por ejemplo, la realidad no se pierde, ni los océanos...
Es una vital concepción desequilibrada en un ser humano tal que consiste en "poseer" y, claro, cuando él no posee  algo, ya se cree que lo pierde.

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