viernes, 23 de octubre de 2015

No existe bien, ¡ninguno!, sin honra a la verdad;  por ello,  hay que evitar siempre lo que la deshonra o la mancilla (como el esquivar una regla racional o el no darle por ti un espacio al que la demuestra). 
Honrar a la verdad es la primera (o esencial) prueba de que la proteges.

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