En todo lo social, se bien califica o se mal califica (basta de ceguedad y de hipocresía); puesto que, en los hechos sociales, no existe ni puede existir sustantivación aséptica o neutra (de la incivilidad o de la falta de ética), sino existen siempre descalificables actores, acciones y consecuencias. El mal o la sinrazón no puede esperar una buena calificación, sino (en honor a la verdad y por no mentir) una obligada descalificación, en coherencia ética. Sí, calificar bien a la sinrazón es... aprobarla o cruelmente darle (aun de forma indirecta) protecciones
Si dejas pasar una mentira, ya es posible que dejes pasar muchas. Y, para que no dejes pasar una mentira, solo puedes atender en conciencia a quien demuestra racionalmente las mentiras. José Repiso Moyano
domingo, 17 de enero de 2016
¿Dicen? ¿Qué saben ya de la decencia
de un RESISTIR?, de ese colmar de beso
el corazón, sin más, sin elocuencia,
sin traicionar a la ternura, ¡eso!
¿Qué saben de una cosa con conciencia?,
¡sí!, del valor que lleva el sueño impreso;
el seguir digo que lo anima el hueso.
¿Saber? ¿Qué saben ya de mi decencia
mientras se mueren a mazazo lento
mis rosas de la sangre sin clemencia?,
¡todo hacia un miserable enterramiento!
¡Cierto!, ¿qué con tramposa vehemencia,
maldita que malhiere el sentimiento,
forjan para llamarlo... inteligencia?
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