Para decir o proteger a una verdad hay que mantenerse decente, pero para decir o favorecer a una mentira solo enterrar el cadáver de tu decencia (por lo cual te vendes dando cobardemente las espaldas al que demuestra racionalmente verdad).
Si dejas pasar una mentira, ya es posible que dejes pasar muchas. Y, para que no dejes pasar una mentira, solo puedes atender en conciencia a quien demuestra racionalmente las mentiras. José Repiso Moyano
miércoles, 20 de enero de 2016

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