miércoles, 13 de noviembre de 2013

Si vas a orinar (una verdad) no necesitas ninguna perspectiva, sino lo haces; si vas a encender la televisión (una verdad) no necesitas ninguna perspectiva, sino lo haces; si vas a abrir la puerta del cuarto de baño (una verdad) no necesitas ninguna perspectiva, sino lo haces; si vas a quitarle el hambre a un niño hambriento (una verdad) no necesitas ninguna perspectiva, sino lo haces.  Así es, sobre todo porque ninguna cultura te puede confundir o manipular en estas verdades y las aceptas; en cambio, lo contrario ocurrirá en cuanto entres en el "negocio", en cuanto alguien quiera decidir por ti en cómo debes trabajar, en cómo debes utilizar tu ocio, en qué valor es más importante entre uno u otro, en cómo debes gastar el dinero, en quién debes confiar políticamente, a quién debes amar, etc.  Luego te "venden" perspectivas (muchas intenciones ajenas) en las cuales la verdad  es ajena o está enmascarada o enredada y, entonces, tú debes desenredarla, o sea, buscarla con unas reglas estrictamente racionales (basada en principios racionales) o con tu experiencia o, bien, con tus propios instintos que te ha dado la sabia naturaleza.

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