El insulto (sin faltar o sin fallar a la verdad), pero realizado con la compañía de la verdad (no antes ni nunca como medio para conseguirla), es una de las esencias del Bien. Sí, porque es la única esencia que consigue una concienciación de la culpa o del error (para que el bien sea posible) y, además, es lo único que hace ver el estado real de la INDEFENSIÓN DE UNA VERDAD.
Por ejemplo: Unos van realizando la estupidez tal o cual de "contaminar algo"; pues, si nunca les dices "estúpidos" o que "hacen una estupidez" (que es lo mismo), por seguro jamás de los jamases advierten que objetivamente están realizando tal estupidez, es obvio.Por ejemplo: Una verdad X va siendo pisoteada por todos, pero en ceguedad ya total en donde es imposible el convencimiento (sí, puede ser "la Tierra es redonda" o "los judíos son personas" mientras van siendo exterminados); pues, en verdad, lo único de lo único que te puede transmitir una carga de indignidad o de no anestesia de lo real es que te digan: ¡estúpido!, ¡desalmado!, ¡no sabes lo que haces! (que es igual a decirte inútil), ¡fanático!, ¡estás loco! Así es.
José Repiso Moyano